
Inca de Oro
Asado de cabrito y pisco
A 100 kilómetros de Copiapó y en medio de la soledad y aridez del desierto de Atacama, los casi 600 habitantes de Inca del Oro se organizan para celebrar el 18 de Septiembre.
La fiesta comienza con el desfile comunal en la Plaza de Armas donde participa el único colegio de la comuna, la banda de guerra del pueblo, el jardín infantil y bomberos. La fiesta es en la ramada oficial, donde concurre toda la comunidad.
Allí los habitantes de Inca de Oro -localidad que está a punto de convertirse en un monumento viviente del pasado minero de Chile- comen empanadas, anticuchos, dulces y asado de carne de vacuno, chancho, pero sobre todo, cabrito.
José Soto, delegado comunal, cuenta -desde el único teléfono que hay en la comuna- que la gente baila de todo, “ya que la orquesta va sólo el 18 de Septiembre, así que nadie se regodea mucho”. La cerveza y el pisco de Alto del Carmen son los bebestibles favoritos, puesto que la chicha es un lujo para una localidad incrustada en medio del desierto. “Es muy cara, así que sólo se ocupa para los cócteles”, dice.